Creatividad en el mundo corporativo: Una habilidad clave para el futuro
En un entorno empresarial cada vez más incierto y cambiante, la creatividad está emergiendo como una habilidad esencial para la supervivencia y la adaptación. Sin embargo, sigue siendo una de las competencias menos entrenadas en las organizaciones, donde se priorizan enfoques técnicos y lineales, como la resolución de problemas desde una perspectiva estándar. Pero ¿qué sucede cuando enfrentamos escenarios totalmente nuevos que demandan soluciones innovadoras? Es aquí donde la creatividad se convierte en un recurso estratégico.
La brecha creativa en las empresas
La creatividad, a menudo subestimada, está estrechamente vinculada con la capacidad de innovación en productos y servicios. Sin embargo, muchas organizaciones enfrentan barreras culturales que limitan su desarrollo. Según Natalia Córdova, Business Development Consultant de Cegos y coach ejecutiva, uno de los grandes desafíos es que las empresas suelen entrenar a su personal para evitar errores, priorizando la "respuesta correcta" sobre la exploración de múltiples posibilidades. Este enfoque restringe la libertad para experimentar, jugar y generar prototipos, elementos fundamentales para desbloquear soluciones originales.
Además, la vergüenza y la cultura del castigo al error dificultan que los colaboradores se atrevan a pensar fuera de la caja. Esto no solo limita el potencial creativo, sino que también obstaculiza la capacidad de adaptación a escenarios disruptivos, que hoy son la norma en lugar de la excepción. Brené Brown (2018), autora y experta en liderazgo, señala que los líderes deben fomentar espacios de seguridad psicológica donde los equipos puedan cometer errores sin temor, ya que esto promueve la confianza, la creatividad y la innovación.
Del mismo modo, Amabile (1998), una de las principales investigadoras sobre creatividad en el ámbito organizacional, afirma que “la creatividad florece cuando las personas tienen libertad para decidir cómo abordar los problemas y recursos adecuados para explorar soluciones”. Esto resalta la necesidad de que las organizaciones apoyen a sus equipos con tiempo, herramientas y un ambiente libre de juicios.
Cultivar un mindset creativo para enfrentar la incertidumbre
Más allá de las herramientas y metodologías, la creatividad requiere desarrollar una disposición interna y un mindset adecuado. Innovar no solo es un acto, sino una práctica que demanda el entrenamiento de las personas en su estado de ánimo, forma de pensar, conversar, interactuar y prestar atención a su mundo.
Un ejemplo concreto se dio en un reciente proceso de innovación con conductores del sistema de transporte público de Santiago. A través de dinámicas como el Mapa de Empatía,s los participantes lograron conectar con los desafíos de sus usuarios, desde madres con coche hasta adultos mayores. Este ejercicio no solo permitió generar soluciones más relevantes, sino que también conectó a los conductores con el propósito detrás de su labor diaria. Este cambio de perspectiva demostró que el estado emocional y mental adecuado es crucial para fomentar la creatividad.
Sin embargo, innovar no siempre es sencillo, especialmente con audiencias experimentadas que pueden estar atrapadas en estados de resignación o escepticismo. Aquí es donde entra el poder de reencuadrar la atención: en lugar de enfocarse en los problemas, dirigirla hacia el estado deseado. Este cambio sutil, basado en enfoques apreciativos, abre puertas a conversaciones constructivas y permite explorar nuevas posibilidades.
Innovación como práctica colectiva
La creatividad no ocurre en aislamiento. Durante la jornada de innovación con los conductores, se formaron equipos diversos con personas de diferentes empresas y experiencias. Esto no solo generó soluciones sobresalientes en áreas críticas como la convivencia vial, sino que también demostró que la confianza y la colaboración son condiciones indispensables para innovar.
Los facilitadores tienen un rol clave en modelar estas actitudes y generar espacios que promuevan un estado mental y emocional propicio para la co-creación. La calidad de las ideas está directamente relacionada con el ambiente en el que se generan, por lo que tomarse el tiempo para construir un espacio de confianza y apertura es una inversión fundamental.
Cómo cerrar la brecha creativa: pasos prácticos
Para integrar la creatividad como una habilidad estratégica, las empresas pueden tomar acciones concretas que conecten la teoría con la práctica:
- Promover una cultura de aprendizaje continuo:
Implementar programas de formación que incluyan pensamiento creativo y resolución de problemas desde una perspectiva innovadora. El desarrollo del mindset creativo debe ser una prioridad en estos programas. - Fomentar la vulnerabilidad y el liderazgo inclusivo:
- Crear espacios seguros donde los colaboradores se sientan cómodos compartiendo ideas y asumiendo riesgos. Líderes que abrazan la vulnerabilidad, como sugiere Brené Brown (2018), son clave para generar confianza y abrir la puerta a nuevas ideas.
- Incorporar herramientas prácticas:
- Usar dinámicas como juegos, prototipos, sesiones de design thinking o ejercicios como el Mapa de Empatía permite a los equipos explorar soluciones desde perspectivas novedosas y relevantes.
- Reconocer el valor de la experimentación:
- Incentivar a probar nuevas ideas sin miedo al error. Enfatizar que equivocarse no es un fracaso, sino un paso natural hacia el éxito.
- Entrenar el mindset para la innovación:
- Cultivar estados emocionales como la curiosidad, el optimismo y la apertura para desbloquear nuevas perspectivas. Esto requiere trabajar tanto en el nivel individual como en el colectivo.
- Generar ambientes colaborativos:
- Diseñar contextos que favorezcan la co-creación, en los cuales equipos diversos puedan combinar sus experiencias para encontrar soluciones originales y efectivas.
Conclusión: innovar como una habilidad entrenable
La creatividad es más que una competencia deseable: es una necesidad estratégica para prosperar en un mundo de cambios constantes. Su desarrollo requiere herramientas, metodologías y, sobre todo, un cambio profundo en cómo las personas y las organizaciones piensan, conversan y actúan.
Innovar no es un don reservado a unos pocos; es un músculo que podemos entrenar. Requiere cultivar un estado mental de curiosidad, optimismo y apertura, además de fomentar espacios de colaboración y confianza. Las organizaciones que prioricen la creatividad no solo estarán mejor preparadas para enfrentar los desafíos del futuro, sino que también empoderarán a sus equipos para ser líderes en adaptabilidad e innovación.
Si queremos construir empresas que abracen la incertidumbre con agilidad y propósito, debemos dar a la creatividad el lugar central que merece. Al hacerlo, transformaremos no solo nuestros resultados, sino también la manera en que interactuamos con nuestro entorno y con las posibilidades que este nos ofrece.
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Fuentes
- Amabile, T. (1998). How to kill creativity. Harvard Business Review.
- Brown, B. (2018). Dare to Lead: Brave Work. Tough Conversations. Whole Hearts. Random House.