Cómo cultivar la mentalidad del “qué tal si…” en equipos tradicionales.
Los equipos tradicionales están entrenados para buscar certezas. Pero en un entorno inestable, quedarse solo con certezas limita la capacidad de adaptación. Cultivar la mentalidad del “qué tal si…” abre posibilidades y prepara al equipo para cambios inesperados.
Pablo Reyes lo resume así: “La pregunta ‘¿qué tal si?’ ayuda a cuestionar lo que damos por hecho y a explorar alternativas que normalmente no entran en la conversación.”
Aquí tienes cuatro acciones rápidas para instalar esta mentalidad.
1. Normalizar preguntas que incomodan
En reuniones de planificación:
- ¿Qué tal si el mercado cambia más rápido?
- ¿Qué tal si un actor no tradicional entra?
- ¿Qué tal si la tecnología que usamos queda obsoleta?
El objetivo no es acertar, sino abrir el mapa. Cinco minutos de estas preguntas son suficientes para ampliar opciones sin frenar la reunión.
2. Desarmar el reflejo de “eso no va a pasar”
Cuando alguien plantee un futuro improbable, responder:
- Exploremos igual la implicancia.
- Antes de descartarlo, entendamos qué impacto tendría.
- ¿Qué consecuencias tendría si sí pasara?
Esto entrena la flexibilidad cognitiva.
3. Ejercicio de escenarios en 20 minutos
Arma dos mini escenarios rápidos:
- Uno optimista
- Uno crítico
Pregunta: ¿Qué capacidades necesitamos desarrollar para ambos?
Eso revela brechas ocultas.
Estos escenarios rápidos funcionan especialmente bien en reuniones donde el equipo siente que ya discutió “todo lo importante”.
4. Registrar aprendizajes, no predicciones
El propósito es entender mejor cómo podríamos respondes.
Cada sesión debe terminar con:
- 3 riesgos nuevos
- 3 oportunidades emergentes
- 1 conversación que debe continuar en un futuro cercano
Una mentalidad simple, pero transformadora
La pregunta “qué tal si…” es una llave que abre futuros posibles, permite mirar más allá de lo evidente y genera conversaciones estratégicas más ricas.
Si quieres implementar ejercicios de prospectiva simples en tus equipos, conversemos.
