¿Tu estilo de liderazgo es realmente efectivo? 

14 juillet 2025
Escrito por Cegos Team

En América Latina, liderar va mucho más allá de organizar tareas o alcanzar metas. En una región marcada por la diversidad cultural; los desafíos económicos y las transformaciones constantes en el mundo del trabajo, el liderazgo efectivo es también una herramienta de impacto humano y organizacional. 

Según estudios de Gallup, más del 70% de los colaboradores latinoamericanos consideran que su motivación laboral depende directamente de su relación con el o la líder. Y en un contexto donde conviven distintas generaciones, estilos de trabajo híbridos, y una necesidad creciente de propósito, no basta con tener buenas intenciones: hoy más que nunca, liderar requiere consciencia, flexibilidad y autoconocimiento. 

Es por eso, que vale la pena hacerse una pregunta clave: ¿estás liderando de manera efectiva para tu equipo y para ti mismo? 

Reconocer tu estilo de liderazgo es el primer paso. Todos tenemos una forma natural de liderar, un estilo con el que nos sentimos más cómodos. Sin embargo, quedarnos en ese único enfoque puede ser limitante. Annette Chazoule, Head of Management & Change Solutions en Cegos, lo explica con claridad: 

“La clave no es elegir un estilo único, sino saber adaptarlo a cada situación. Cada enfoque tiene ventajas y también límites.” 

En líneas generales, existen cuatro estilos de liderazgo principales. Conocerlos te permite identificar el tuyo, y aprender a usar los otros cuando las circunstancias lo requieran. 

Los 4 estilos de liderazgo son: 

1. Liderazgo directivo 

Es el más vertical y estructurado. Parte de la premisa de que el líder tiene la experiencia, la visión y la autoridad para decidir y guiar. 

¿Cuándo funciona mejor? En situaciones de urgencia, cuando se necesita actuar rápido y con claridad. Por ejemplo, al enfrentar una crisis o incorporar a alguien nuevo al equipo. 
¿Cuáles son sus riesgos? Puede volverse autoritario si no se combina con escucha activa y apertura al feedback. 

2. Liderazgo persuasivo 

Aquí, el liderazgo se basa en la capacidad de comunicar convicciones y generar adhesión. El o la líder busca motivar a través de la explicación, el entusiasmo y el sentido. 
¿Cuándo es útil? Cuando hay que impulsar un proyecto complejo o sostener un proceso de cambio. Este estilo genera dirección y propósito. 
¿Sus límites? Puede perder efectividad en contextos donde se requiere inmediatez o donde no hay espacio para debatir. 

3. Liderazgo asociativo (o participativo) 

Promueve una cultura horizontal, donde las decisiones se toman de manera compartida y se valoran todas las voces. Ideal para fomentar la creatividad, la innovación y el compromiso
¿Cuándo usarlo? En procesos de co-creación, diseño de estrategias o momentos donde el equipo necesita sentirse parte de la solución. 
¿Qué tener en cuenta? Buscar siempre el consenso puede dificultar la toma de decisiones rápidas o generar bloqueos frente a conflictos internos. 

4. Liderazgo delegativo 

Se basa en la confianza total en la autonomía del equipo. El líder da libertad para actuar, confiando en que cada persona sabe lo que tiene que hacer. 
¿En qué contextos brilla? Con equipos expertos, creativos y con alto nivel de responsabilidad. 
¿Riesgos? Si los roles o los objetivos no están claros, puede generar confusión o una sensación de falta de dirección. 

¿Por qué adaptar tu estilo de liderazgo? 

Porque no todas las personas, ni todas las situaciones, requieren lo mismo. Un estilo que funciona muy bien en un equipo creativo puede fallar rotundamente en un entorno operativo o de alta presión. Adaptar tu liderazgo es una forma de cuidar los resultados y también el bienestar de las personas de tu equipo. 

“Entender el momento y las necesidades del equipo permite liderar con más impacto”, señala Chazoule. 

Veamos algunos ejemplos: 

  • En una emergencia, como una crisis o una fecha límite inminente, el liderazgo directivo aporta claridad, orden y velocidad. 
  • Cuando lanzas un nuevo proyecto, el estilo persuasivo puede contagiar entusiasmo, generar sentido y ayudar a superar resistencias. 
  • Si estás diseñando algo nuevo, como un servicio o estrategia, lo asociativo permite integrar ideas diversas y fortalecer el compromiso. 
  • Cuando lideras un equipo de especialistas, lo delegativo es ideal para potenciar su autonomía y creatividad. 

¿Cómo descubrir tu estilo preferido? 

Probablemente ya tengas una idea intuitiva. Pero si quieres profundizar, puedes hacerte estas preguntas: 

  • ¿Me enfoco más en los resultados o en la relación con las personas? 
  • ¿Prefiero tener el control o construir en colaboración? 
  • ¿Me resulta cómodo tomar decisiones solo o necesito validarlas en equipo? 

“Los estilos directivo y asociativo suelen estar más orientados a la tarea y los resultados; en cambio, los estilos persuasivo y delegativo se centran en el camino, la experiencia del equipo y el ambiente de trabajo”, explica Chazoule. Saber desde dónde partes es el primer paso para evolucionar. 

Liderazgo situacional: la clave para crecer 

Cambiar de estilo según lo que la situación exige no es una moda. Es una habilidad fundamental para liderar en tiempos inciertos. 

Desde la pandemia, adaptarse dejó de ser una opción. Hoy es una necesidad para atraer talento, generar confianza, retener colaboradores y construir organizaciones sostenibles. 

¿Cómo lograrlo? 

  • Formación: nuevas herramientas ayudan a ampliar tu repertorio de liderazgo. 
  • Reflexión: cada 15 días, detente y pregúntate: “¿Cómo pude haber sido más efectivo/a?” 
  • Feedback entre pares: compartir experiencias con otros líderes permite verse en espejo y crecer. 
  • Modelos como Process Com: ayudan a entender distintos perfiles de personalidad y ajustar tu comunicación y estilo a cada uno. 

Liderar es una habilidad que se entrena 

El liderazgo no es un rasgo fijo, ni un talento exclusivo de algunos. Es una competencia que se fortalece con práctica, consciencia y apertura. Y en América Latina, donde liderar implica navegar entre culturas, emociones, cambios y realidades desafiantes, esa capacidad de adaptación se vuelve aún más valiosa. 

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